Tras participar en un curso sobre child inclusive mediation he considerado mis ideas sobre la participación de los niños en la mediación desde otra mirada.

Varios instrumentos jurídicos a tutela de los menores en conflictos familiares internacionales, como el Reglamento Bruselas II bis, apoyan e incluso fomentan que se tenga en consideración las opiniones del niño en todos los asuntos que le afecten.

Hasta ahora he preferido introducir la voz del niño de forma indirecta por medio de las herramientas de child focused mediation. En mi opinión, es una manera suave y al mismo tiempo muy efectiva para llamar la atención de los progenitores respeto al bienestar de sus hijos. En el medio de trastornos familiares que pueden incluir procedimientos legales, los progenitores no siempre logran enfocar su atención en el mundo interior de los niños y en como ellos están viviendo la separación.

De hecho, cuando los progenitores reflexionan sobre el punto de vista del niño, la conversación deja de ser un debate sobre cuestiones de la pareja y empieza a ser un diálogo sobre la responsabilidad parental de cada uno.

La pregunta es: ¿Cuáles informaciones se pueden obtener tras consultar directamente al niño, que no se pueden conseguir a través de la child focused mediation?

Por supuesto, lo que se obtendría serían las palabras exactas del niño (en lugar de la interpretación de los progenitores), o sea, la manera en que el mismo describe su estado de ánimo. Escuchar la reproducción exacta de lo que piensa un niño a veces representa una auténtica sorpresa para los progenitores. Dicha sorpresa que puede transformar un conflicto estanco en un esfuerzo de colaboración.

En definitiva, escuchar a los niños en la mediación puede ser extremadamente beneficioso y generar comprensión y empatía entre los miembros de la familia.

Otra cuestión es, a partir de que edad es oportuno involucrar a los menores. Las opiniones al respeto dependen del país, y en algunos países en la mediación se consultan a los niños a partir de la edad de tres años.

Según Piaget, el pedagogo suizo, los menores de 12 años no han desarrollado todavía la capacidad de formular pensamientos abstractos e hipotéticos. En definitiva, les falta la capacidad de ver las cosas con distancia (“helicopter view”).

Por ello, entre otras cosas, a pesar de haber reconsiderado la posibilidad de incluir menores en la mediación, sigo pensando en incluir a niños a partir de los 12 años y dejar que los más pequeños fueran escuchados por profesionales con experiencia clínica (psícologos infantiles).

La mediación es considerada un proceso menos perturbador e invasivo que un procedimiento judicial en casos de conflicto familiar porque no sólo toma en consideración el impacto emocional del conflicto, sino que también garantiza a los familiares poder expresar su opinión en todos los asuntos que los afectan.
Por ello, se discute controvertidamente sobre la posibilidad de introducir la participación de los niños en la mediación. Sin embargo, el principio del interés superior del niño levanta  preguntas importantes, delicadas y complejas en cualquier contexto profesional.
En el caso de le mediación se recalca la importancia de que la voz de niños y jóvenes sean escuchadas, aunque no todos están de acuerdo.
Veamos unas de las opiniones más frecuentes sobre la participación de los niños a la mediación:
A favor:
– La participación de los niños les garantiza su derecho a ser oídos.
– Los niños pueden expresar su opinión sobre cuestiones que, sea cual fuera la decisión, repercutirán en ellos.
– La presencia activa de los niños hace recordar a los padres su responsabilidad.
En contra:
– Aunque la mediación es una forma pacífica de abordar los conflictos, participar activamente significa adoptar una postura. En el caso de los hijos, significa expresar claramente una opinión que puede ser muy diferente de la de uno o ambos progenitores. De esta manera, los niños tienen que hacerse cargo de una responsabilidad que todavía no es suya.
– En una familia intacta, los progenitores toman decisiones en el mejor interés de sus hijos sin necesariamente consultarlos y probablemente no todas las decisiones apetecen a los niños. ¿Por qué no es un problema no involucrar los niños en las decisiones en una familia intacta pero sí lo es en una familia que tiene un conflicto?
Las consideraciones sobre la conveniencia de la participación de los niños al proceso de mediación no dejan de ser difíciles de evaluar.
En resumen, los acuerdos que los progenitores alcanzan durante la mediación tendrán repercusiones directas en todo el sistema familiar e impactará la vida de los niños, por lo cual tener en cuenta el punto de vista de ello es fuertemente recomendable para maximizar el resultado positivo de la mediación.
Al mismo tiempo, en mi opinión, no es siempre necesario involucrar personalmente a los niños: Las herramientas de la „child focused mediation” también ayudan a determinar un cambio de postura en los progenitores y protegen el derecho de los niños a ser oídos, aunque indirectamente.

La mediación en casos de sustracción parental internacional de menores es un campo de aplicación muy interesante al de la mediación familiar internacional.

Cada año se celebran en Europa más de 350.000 matrimonios binacionales, lo que es uno de los fenómenos actuales más complejos, causados sobre todo por la globalización y la migración.

Al mismo tiempo, pero, es una evidencia el aumento del número de separaciones entre cónyuges de nacionalidad diferente (en Europa se habla alrededor de 170.000 separaciones cada año).

¿Qué pasa con los niños? Muchas veces, tras separarse uno de los padres, decide volver a su país llevando los niños consigo sin haberlo consultado con su ex pareja, y sin darse cuenta de que así actúan de manera ilícita.

Resultados de investigaciones arrojan que los efectos del divorcio son más dañinos para los hijos que la muerte de uno de los progenitores. ¿Cuánto más traumática es una separación si conlleva también una reubicación y la adaptación a otro país?

Para proteger a los niños involucrados en conflictos sobre el derecho de custodia y reubicación de los efectos perjudiciales de un traslado o retención ilícita en el extranjero han sido elaborados procedimientos legales de urgencia (Convenios de La Haya, en vigor en más de 60 países) que determinan la ley aplicable y la ejecución de medidas de protección.

Además, la mediación familiar en el marco de los Convenios de La Haya permite tratar todos los temas relativos al derecho de visita y ayuda a las partes a encontrar su propia solución buscando el mejor interes de sus hijos.